Desde San Pedro a Laguna Roja
El día 1 del viaje nos levantamos temprano, como a las 7, el furgón que nos llevaba hasta la frontera salía a las 8, a sólo unas cuadras de nuestro hospedaje. Llegando al punto de partida conocimos a los que serían nuestros compañeros de viaje, otra pareja, y hablaban español (las probabilidades de que eso ocurriera eran bajas). Nos contaron que habían llegado a Chile desde España hace solo unos meses por motivos de trabajo. El viaje había comenzado bien, tener buenos compañeros de viaje y llevarse bien con ellos es clave. Faltaba uno, y no llego nunca, así que partimos. La primera parada fue en Aduana Chilena, que queda en una de las salidas de San Pedro, ahí nos estaba esperando el que faltaba, era un holandés que no hablaba nada de español. La comunicación fue más fluida de lo pensado, la pareja de españoles manejaba bien el ingles, Jeffrey también y yo con mi novia, nos defendíamos con lo nuestro.
Luego del tramite en la Aduana Chilena viajamos cerca de 30 minutos hasta llegar a la Boliviana, ahí nos esperaba Paul, nuestro chofer y guía Boliviano, junto con el que sería nuestro vehículo por los próximos 4 días, un jeep 4x4.
Comenzaba la aventura en Bolivia a 4300 metros de altura luego de ingresar a la “Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa” (a unos 10 minutos de Migración Boliviana). Durante el primer día se nos había dicho que conoceríamos las lagunas de colores, y el primer turno fue para la Laguna Blanca, que adopta ese color producto de los minerales que tienen sus aguas, y vecina a esta se encuentra la Laguna Verde, que tiene al Volcán Licancabur de fondo. Avanzamos en el jeep a través del Desierto de Dalí, cuyo nombre se debe a que el paisaje surrealista es muy similar a algunas obras del artista catalán Salvador Dalí. Seguíamos subiendo, estábamos cerca de los 4500 m.s.n.m cuando delante de nosotros aparecieron las aguas termales del Salar de Chalviri, la sensación térmica era bajo los 0 grados, lo que convirtió en una hazaña bañarse, una vez adentro del agua apareció otro desafío, salir!. Había sido una mañana muy intensa con un montón de paisajes de ensueño, por ese día sólo quedaba un destino Los Geysers Sol de Mañana, el lugar a mayor altura de nuestro viaje, 4900 m.s.n.m. el olor a azufre era casi irrespirable, y en realidad tampoco son comparables a los del Tatio que tenemos en Chile, así que sólo estuvimos unos minutos ahí y seguimos hasta llegar a nuestro refugio a 4700 m.s.n.m. desde donde a lo lejos se podía observar la Laguna Colorada, primer destino del 2do día.
Esa noche cenamos a eso de las 18:00 y luego poco quedaba por hacer, jugamos un rato a las cartas y a dormir, afuera del refugio hacía mucho frío, dicen que -10ºc, nos acostamos muy abrigados. Al despertar nos dimos cuenta que la pareja de españoles no estaba bien, mal de alturas en mala!!!... estaban sentado en la cama y para ellos mover el cuello era un sacrificio, tomaron té de coca, y de a poco los fuimos recuperando.
Montamos el equipaje nuevamente sobre el jeep y comenzamos, la primera parada fue la Laguna Roja donde comenzamos a ver los primeros flamencos, luego de eso salimos del Parque Nacional en el que estábamos y entramos de llenos al Desierto de Siloli, donde hay un par de atractivos como por ejemplo el Árbol de Piedra, una formación rocosa realmente imponente, y la Montaña de 7 Colores. Pasamos por Laguna Honda y llegamos a almorzar a Laguna Hedionda al mediodía, la vista era preciosa, el lago estaba lleno de flamencos. Luego de eso pasamos por Laguna Canapa, un mirados, en ese trayecto nos encontramos con un zorro, nunca había visto a uno en su hábitat, llego a tres metros del auto pensando que le daríamos comida.
Llegamos a una de las partes donde el camino está en peor estado (transitamos por 1 camino de cemento en los 4 días, y fue al regreso) que es la zona que esta justo antes de llegar al Salar de Chiguana, un Salar en formación inmenso y por donde atraviesa la línea del tren que une Calama con Uyuni. Estábamos a punto de llegar al que sería nuestro alojamiento ese día, el Hotel de Sal en un pueblo llamado San Juan, cenamos, jugamos cartas un rato y nos dormimos temprano, habíamos decidido como grupo que queríamos llegara a ver el amanecer al Salar de Uyuni y para eso debíamos salir a las 4:30am del refugio.
Fuimos muy puntuales en la salida y cuando aún era de madrugada comenzamos el trayecto San Juan-Uyuni, algo así como 2 horas de viaje, quizás menos. Por fin habíamos llegado a destino, y realmente estuvo a la altura de las expectativas. Nos quedamos en una de las “orillas” de los cerca de 12.000 m2 que tiene el Salar (el más grande del mundo) a ver el amanecer, jugamos un rato a sacarnos fotos con las sombras en la medida que el frío nos dejaba. Hacia tanto frío que algunos entraban al auto entre foto y foto para no congelarse. Seguimos el viaje hasta la Isla Pescado, en medio del Salar, esta isla es una formación rocosa donde hay un hotel y muchos, pero muchos cactus. En la Isla también conocida como Incahuasi tomamos desayuno, estuvimos cerca de una hora recorriendola y justo cuando nos íbamos llegaron corriendo a la isla 2 llamas, como para despedirnos. Avanzamos cerca de 30 minutos por el Salar y nos detuvimos en medio de la nada a tomar algunas fotos, tomamos las típicas fotos del Salar que aparecen en Internet, donde se juega con el tamaño de los objetos, algo bueno salió de eso.
Seguimos nuestro viaje y llegamos hasta el Museo de Sal, el que alguna vez fue el primer Hotel de Sal de la zona, estaba lleno de escultura de sal, y afuera lleno de banderas. Pasamos unos minutos y seguimos hasta llegar a un pequeño poblado llamado Colchaní, era la oportunidad de comprar artesanía, no era tan barato como pensábamos. No quedaba nada para llegar a Uyuni, sólo 30 minutos de viaje, era un poblado no muy bonito, y que en una de sus entradas tenia un cementerio de trenes que es considerado atractivo turístico por los Bolivianos, pero que esta pésimamente conservado, parecía un basural.
A esa hora ya teníamos mucha hambre, llegamos al centro de Uyuni, a la agencia de “Cordillera Traveler”, era el momento de despedirse de Paul, nuestro chofer. Volveríamos con otro chofer, y no sólo nos despediríamos de ellos, también nuestros amigos españoles que seguirían subiendo por Bolivia, así que luego de dejar las mochilas en la agencia nos fuimos a comer juntos por último vez, y a “recorrer” Uyuni, que en realidad no tiene mucho que recorrer.
Emprendimos el viaje de regreso, esta vez por caminos de cemento, sólo en el primer tramo, luego nuevamente volvimos a lo que fue la tónica durante el viaje, caminos de tierra y piedras. Esa noche dormimos en el refugio más incomodo de todos, pero buena era la última noche. Al día siguiente nos levantamos a las 7am y empezamos el recorrido, nos demoramos cerca de 4 horas en llegar al limite Chileno-Boliviano. Estabamos de regreso en San Pedro, se había terminado la aventura por Bolivia, y en verdad el trayecto estuvo muy por sobre las expectativas, nosotros íbamos a conocer un Salar, pero además de eso vimos varios otros paisajes sacados de película. Un viaje absolutamente recomendado, sólo tiene que tener la precaución de ir bien preparados, con ropa abrigada, con hojas de coca para la puna, y con una buena cámara. Es de esos viajes que cumple con las famosas 3 ”b”, bueno, bonito, y barato.